Wicked maguire pdf download






















Wicked is about a land where animals talk and strive to be treated like first-class citizens, Munchkinlanders seek the comfort of middle-class stability and the Tin Man becomes a victim of domestic violence. And then there is the little green-skinned girl named Elphaba, who will grow up to be the infamous Wicked Witch of the West, a smart, prickly and misunderstood creature who challenges all our preconceived notions about the nature of good and evil.

And then there is the little green-skinned girl named Elphaba, who will grow up to become the infamous Wicked Witch of the West, a smart, prickly, and misunderstood creature who challenges all our preconceived notions about the nature of good and evil. From the bedtime story by L. Frank Baum to the classic film, no story has captured the imaginations of generations of children — and adults — like The Wizard of Oz.

The contributors to this volume take a very close look at The Wizard of Oz and ask the tough questions about this wonderful tale. They wonder if someone can possess a virtue without knowing it, and if the realm of Oz was really the dream or if Kansas was the dream. The articles included tackle these compelling questions and more, encouraging readers to have discussions of their own.

Construye cosas nuevas, en lugar de revelar las antiguas. Sin embargo, Elphaba dijo: —Era una buena pregunta, Glinda. Es decir, lo es en su tribu. Se aloja en Ozma Towers y su nombre es Fiyero. He comido hace un momento y me produces dispepsia, Avaric. Hubo un murmullo divertido. Otros estudiantes comenzaron a aventurar opiniones, pero el doctor los hizo callar uno a uno.

Boq y Avaric la hicieron callar. Las primeras pruebas realizadas en este cachorro ofrecen interesantes resultados. El doctor hizo una pausa, con la mano visiblemente crispada sobre el mango del martillo. La clase ha ido por unos derroteros completamente diferentes. Pero le temblaba la voz. Caso cerrado. M e refiero a una mano con hambre. Pero dicen que la tienen escondida y congelada en una cueva, como a Lurlina. Tengo un paquete para ustedes. Por favor —dijo Nessarose. Nessarose estaba sentada, majestuosa como cualquier Ozma, con la espalda erguida y el rostro resplandeciente.

Te sientan como un guante. Claro que no las necesito. Todos lo miraron boquiabiertos, ante su aparente descaro. Por eso tiene unos zapatos tan bonitos. Otra botella, otra copa, separa la silla de la mesa y canta antes de que nos marchemos. Todos gorjearon, complacidos, y le dieron unas palmadas en la espalda. Entonces Elphaba tuvo que incorporarse. La voz de Elphaba no estaba mal. Ama Clutch estaba agonizando. No hay ninguna necesidad. Lo es. Es importante. El tacto hizo que a Glinda se le helara la sangre.

Las dos asintieron. Al despedirse, Boq y Avaric anunciaron que el grupo quedaba convocado en la taberna del paseo del Regente. Elphaba tuvo que reprimir el impulso de atizarle un golpe con la punta de su recia bota negra. Nana no abandona a su Nessa. Su hermana es perfectamente capaz de cuidarla —dijo la directora—. Es una medida curativa esencial para que superen ustedes su dolor.

Hay que descansar. La directora se puso en pie, haciendo susurrar sus faldas como el viento soplando por los trigales. Una tarea esencial para la seguridad de Oz. Ellas eran los medios. Pero me estoy yendo por las ramas. Hay que caminar con suavidad, pero con un garrote en la mano.

Veo que ofendo. En cualquier caso, el Mago necesita agentes. Personas con recursos e iniciativa. La directora hizo una pausa y estuvo a punto de sonrojarse, lo que en su caso recordaba al aspecto que presenta la nata cuando se corta sobre una llama demasiado intensa. Quiero que consideren ustedes su futuro. Su alcurnia le viene solamente de una rama de su familia y ni siquiera ellos son tan refinados como pretende.

Necesitamos alguien que se ocupe de las cosas en el sur. De todos modos, no creo que esperara tener una gran vida social sin brazos. Pero no deben tomarlo como una condena, sino como una oportunidad.

Vayanse y piensen en lo que acabo de decir. Pero no pudieron responderle nada. Un adorable reconocimiento del… potencial de Glinda. La oportunidad de ascender. Que esos desmayos os vienen por llevar los zapatos demasiado apretados —dijo Nana, resoplando y aflojando el esplendoroso calzado de Nessarose—.

La gente sensata usa cuero o madera. No perdamos tiempo. Avaric estaba sentado con la espalda apoyada contra la pared de ladrillos de la cueva de estudiantes, con un brazo sobre los hombros de Fiyero y las piernas estiradas sobre las rodillas de Shenshen. Imaginando un posible bandolero oculto en las sombras o un vagabundo hambriento al acecho, todos los del grupo caminaban muy juntos. Ven, vamos a casa. Glinda, vamos. No dejes que los chicos te convenzan para hacer algo que no quieres hacer.

Por los viejos tiempos, por lo que nunca fue. Los otros acababan de despertar a un cochero somnoliento para contratar sus servicios. Nos vamos a la Ciudad Esmeralda. Esperaba no ponerse a vomitar en el momento crucial. Avaric hizo un cuidadoso recuento de los integrantes del grupo a medida que bajaban del carruaje. Somos siete, mi buen caballero. No somos tontos. Son las normas de la casa. Eran verdes como el pecado. Tampoco Glinda, por lo visto. Se pusieron a bailar. La pareja en viaje de bodas era del Glikkus.

Boq esperaba que su grupo de estudiantes no pareciera tan asombrado y estupefacto como los dos glikkunenses. Los distintos grupos se mezclaron y los amigos quedaron separados. Descansaron, como los otros viajeros de tercera clase, en cuartos traseros, sobre las cocinas de las posadas. El paisaje se fue volviendo cada vez menos exuberante y variado. Las granjas dieron paso a molinos desiertos y graneros abandonados.

Una ciudad de insistencia y generalizaciones. Resultaba absurda, obstruyendo el horizonte, brotando como un espejismo de las llanuras sin rasgos definidos del centro de Oz. Una ciudad chillona, propia de advenedizos. Mira los pobres. La diligencia avanzaba lentamente y era posible distinguir las caras. Tres chicas gillikinesas vestidas como mujeres de alquiler. Traperos que empujaban sus carros. La vestimenta ha de ser formal.

No se acerquen, a menos que el Mago se lo ordene. No hablen, a menos que se dirija a ustedes. No digan nada, excepto como respuesta a un comentario o una pregunta. El comandante general no hizo caso. Dos estoicos guardias les abrieron las puertas y ellas entraron. Pero no vieron el trono. Era como contemplar el reflejo de un pasillo sobre dos espejos colocados uno frente a otro, en un camino que se desviaba hacia dentro.

El Mago no estaba, pero vieron el trono sobre un estrado circular, con esmeraldas incrustadas que brillaban sin fuerza a la luz de las velas. No importa, lo esperaremos. De pronto, todas las llamas de las velas hicieron una reverencia, movidas por un viento rancio que las golpeaba desde la zona del trono.

Vas a hacer que se enfade. Yo ya estoy enfadada. Empirismo, bufonadas y monsergas. Conozco bien sus intereses y sus hallazgos. Esto no es propaganda, Alteza. Yo soy una persona independiente. No son mis emociones desbocadas. Quiero preguntaros algo. Ya era hora. Pese a sus maneras rimbombantes, es una administradora eficaz.

Las chicas esperaron. Al sol le arranca la piel y se la come caliente. En su paciente bolso guarda la hoz de la luna, Para luego sacarla, como cambiante piedra adulta. Trozo a trozo recompone el mundo. Parece igual —dice—, pero no lo es.

Parece ser lo que esperan —dice—, pero no lo es. Estoy guardando este asiento para mi hermana. Lo hice. Y no estamos muertas. Aunque tampoco hemos conseguido mucho. He venido a despedirme. No voy a volver contigo a Crage Hall. Voy a desaparecer. Pero no voy a mentirte. No es necesario mentir. No lo he decidido, para no tener que mentirte. Ahora ya eres una viajera experimentada.

Esperaba encontrar una imagen de santa Glinda. Era obvio, por el profundo tono ocre de su piel y las pinturas tribales. Buena suerte. Cuando hubo localizado el oratorio un espacio semejante a un sepulcro, con una especie de tronera a modo de ventana , Fiyero vio una borrosa imagen de la santa, iluminada por una rosada luz de santuario y ligeramente inclinada a la derecha.

Llevaba un chal de encaje sobre los hombros y el pelo recogido y sujeto con horquillas espirales de marfil. No estoy equivocado. Soy Fiyero, de los arjikis… me conoces. No me tomes el pelo. Es imposible disimularlo. Dentro de una hora entonces, Elphaba. Pero, por lo visto, sus votos de silencio eran revocados con el deterioro de la edad avanzada.

De la propia Elphaba no recibieron nunca una postal, ni un mensaje, ni la menor noticia. Pero esa tarde no pensaba perder a Elphaba. Pero era tarde. Por favor, por favor. No entres. No voy a robarte ni a violarte. No te sorprenda que lo haga. Y delicado. Dame solamente medio minuto. Una caldosa luz crepuscular rezumaba sobre las grises ventanas de cristales sucios.

En realidad, me importa tan poco que me tomen por bruja como por cualquier otra cosa. Toma, Malky, un poco de leche. Debajo, en el suelo, se acumulaban plumas de paloma y sustancias blancas y sanguinolentas. Una colchoneta enrollada. Puedo permitirme la ropa y adoptar el lenguaje, pero en el fondo sigo siendo un muchacho de la tribu de los arjikis.

No digo alcohol. No la uso. Hay un poco de leche de calidad dudosa, aunque Malky la sigue bebiendo. Los negocios de esta ciudad son militares, mi viejo amigo. Durante unos minutos, ella no dijo nada. Yo no tengo hambre.

Come, anda. Nos abandonaste en Shiz, te desvaneciste como la niebla matinal. No me lo han presentado nunca. No puedo estar segura de que no vayas a entregarme a la Fuerza Galerna. Organizan simulacros de juicio a medianoche y ejecuciones al alba. Es el reino del terror. Eres buena, pero no tanto como crees. Puedo recogerlo todo ahora mismo y desaparecer antes de treinta segundos.

Tengo el entrenamiento necesario. No conviertas este encuentro en un problema sentimental. No te favorece. Una manera perfecta de describir mi nueva vida. Poco favorecedora. Yo, que desde siempre he sido tan poco favorecedora, estoy favoreciendo un cambio.

Es hora de despedirnos. No puedes. Ve con Dios, Fiyero. Un castigo realmente severo. De vez en cuando lo veo, pero no hablamos. Y a Glinda, mi querida Glinda. E incluso al desagradable de Avaric. Y cuando viene a la Ciudad Esmeralda, se aloja en el mismo club que yo. Fiyero estaba esperando a que ella le preguntara por su familia.

A ella no le importa. Su familia no era tonta. En realidad, no. Se estaba burlando de ella. Elphaba tuvo que girar por un momento la cara, aclararse la garganta y sonarse la nariz. Es una broma, pero lo digo de verdad, Fiyero. Hasta ahora.

No siento lo mismo con ella, no es lo mismo. Estoy ansioso —dijo bajando las manos por sus costillas, hacia la plana llanura del vientre. Se movieron juntos, rombos azules sobre un campo verde. No hubo mucho que contarle a Elphaba. Demasiado pronto, las tiendas empezaron a colgar las lucecitas verdes y doradas de la Natividad de Lurlina, intentando atraer a los desconfiados y deprimidos ciudadanos. Lo asustaba. A ella no le mandaba besos.

Esperaba que los bombones fueran suficientes. La mitad de las calles son canales. A menos que las cosas hayan cambiado. La buena gente de Qhoyre no era muy receptiva a los esfuerzos misioneros.

Y no se equivocaba. De modo que se agruparon en torno a mi padre. Al final, lo perdieron todo y desaparecieron. Pero iluminados por la fe unionista. Creo que lo consideraba un trabajo bien hecho. Es una manera de conferir cierta legitimidad a su fracaso en la vida.

Eso ya se le ha pasado. He decidido pasar a la clandestinidad, de modo que no puedo inquietarme. M e he desvanecido como por arte de magia en una nube de humo. En Shiz. Pero la adoro. Al menos tiene mejor gusto que yo para el calzado. Malky estaba persiguiendo ratones en la escalera. Te enceguece. Tienes un papel secundario en una red de renegados. Eres una novata. Exactamente como quieres estar. Lo dijo con malicia. Cualquier baja durante la lucha es culpa de ellos, no nuestra. Nosotros no abrazamos la violencia, pero tampoco negamos que exista.

Hay un juego, pero no hay jugadores. No tengo un yo. Pensaba que no se me notaba. Si suprimes la idea de la persona, entonces suprimes el concepto de culpabilidad individual. Por tanto, debe ser tratada como tal. Lo merece. Y si no es posible salvarlos, no es posible. Todo tiene su precio. No hay nada como el toque tiktokista de los munchkins, pero muchos de nuestros amigos del sector de los servicios han regresado a sus granjas del este.

Son todos unos cobardes. Tejados, chimeneas ornamentales, unas pocas ventanas con jardineras rebosantes de oscuras violetas invernales y palomas haciendo quiebros y surcando el aire como reinas del cielo.

Sin embargo, bastaba subir un piso para ver, del otro lado del muro, el patio interior de la manzana. No: eran Osos. Osos Pardos, no muy grandes. Resultaba aterrador con su uniforme rojo ladrillo y sus botas verdes, con la cruz esmeralda que seccionaba en cuatro partes el delantero de la camisa: una franja vertical desde la entrepierna hasta el cuello alto almidonado y una franja horizontal, de axila a axila, que atravesaba los pectorales.

Trabajad en equipo. Conseguir dos semanas de ventaja era su manera de hacerlo. Nada de eso, Fae-Fae. No estoy de acuerdo. Es demasiado tiempo. Mi sola presencia hace que suenen las alarmas y aumente la vigilancia. Te quiero, mi vida, pero cuando protestas por esto, te equivocas.

No te estoy pidiendo que lo hagas, ni me preocupa lo que pienses al respecto. No hay nada que discutir. Vuelve dentro de dos semanas.

A su manera. Todo se hace en la oscuridad, con un conjuro de ocultamiento para distorsionar nuestras voces y cambiar nuestras caras. Soy bueno. No hay excusas. Con sus voluminosas faldas y sobrefaldas, Glinda susurraba al moverse lo mismo que todo un cuerpo de baile. Muy amable. DMCA and Copyright : The book is not hosted on our servers, to remove the file please contact the source url. If you see a Google Drive link instead of source url, means that the file witch you will get after approval is just a summary of original book or the file has been already removed.

Loved each and every part of this book. I will definitely recommend this book to fantasy, fiction lovers. The novel is a political, social, and ethical commentary on the nature of good and evil, and takes place in The Land of Oz, in the years leading to Dorothy's arrival.

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